Synopses & Reviews
La rueda de la fortuna relata la historia del emperador bizantino Mauricio quien en el siglo VI se enfrentó al Imperio Persa y apoyó al joven Cosroes II -nieto del gran Cosroes- para que éste ocupase el trono persa y firmasen un tratado de paz que pusiese término a un conflicto que duró más de veinte años. Tras el tratado Mauricio conservó un buen puñado de territorios en Occidente. Sin embargo, en los Balcanes la situación no fue favorable a sus intereses y esto precipitó su caída y la entronización de Focas. La historia que aquí se cuenta tiene estos hechos como trasfondo, Mira de Amescua mezcla sucesos políticos y sentimentales en una trama en que la atracción erótica y el rechazo entre persas y bizantinos llega hasta lugares insospechados.
Synopsis
Las Cartas de Juan Sintierra fueron publicadas por Jos Mar a Blanco White entre marzo y diciembre de 1811 en el peri dico londinense El Espa ol. Son una l cida cr tica a las Cortes de C diz, en un momento de incipiente desarrollo de los modelos constitucionales en Espa a. Sin embargo, en estas cartas Blanco White es pesimista en sus expectativas. No cree que los miembros de las Cortes sepan legislar a la altura del momento hist rico que vive el pa s. Por entonces Espa a estaba bajo la ocupaci n francesa y el reinado de Jos Bonaparte.
En esos tiempos Blanco White es un Juan Sintierra, vive exiliado en Londres, a salvo de las persecuciones provocadas por el fervor religioso de su patria. Jam s so que a os despu s ser a incluido en la Historia de los heterodoxos espa oles, de Marcelino Men ndez y Pelayo. Dejemos que el autor hable. A continuaci n citamos la primera de las Cartas de Juan Sintierra.
Se or Editor del Espa ol:
Muy se or m o: Hace algunos d as que recib una carta de C diz escrita por un sujeto de indudable cr dito y veracidad, e impuesto bastante a fondo en los negocios p blicos, de la cual he cre do conveniente dar a usted noticia, porque seg n veo, usted tiene muy pocas directamente de aquel pueblo. Mis noticias no son agradables, y si yo hubiera de publicarlas con mi nombre seguramente no habr an salido de mi cartera; mas como usted en estas materias tiene ya poco que perder, quiero decir, como el odio que usted ha excitado en muchos de sus paisanos no ha de crecer ni menguar porque diga usted algo de nuevo que les disguste, me determino a mandar mis noticias, envueltas en un cent n de reflexiones, por si quiere usted publicarlas, y, como decimos com nmente, sufrir por m las pedradas.
Ya sabe usted, dice mi amigo de C diz, que yo he sido de los m s alegres en materias de revoluci n de Espa a; pero he venido ltimamente a caer en mucho desaliento. Las Cortes, en que ten amos puestas nuestras ltimas esperanzas, han errado el golpe, y no han excitado, o no han sabido conservar el esp ritu p blico que pod a salvarnos. Perdida la primera ocasi n es dif cil que puedan hacer nada. Y no es porque no haya en las Cortes hombres de mucho provecho; no porque en general sus individuos carezcan de buena intenci n, ni patriotismo, sino porque, siendo muy buenos, no son lo que las circunstancias de Espa a exig an: han hablado y no han hecho nada...
Juan Sintierra
About the Author
Antonio Mira de Amescua (Guadix, Granada, c. 1574-1644). España. De familia noble, estudió teología en Guadix y Granada, mezclando su sacerdocio con su dedicación a la literatura. Estuvo en Nápoles al servicio del conde de Lemos y luego vivió en Madrid, donde participó en justas poéticas y fiestas cortesanas.